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domingo, 13 de noviembre de 2011

"La Chununa, te mira, te hechiza y te enloquece"

Hace dos semanas viajé a una hermosa provincia de mi Piura, Huancabamba, aprovechando el fin de semana largo de velaciones. No se imaginan todo lo que nos deparó el viaje, caminatas extensas, baños en lagunas y cataratas, cabalgatas en yeguas, leyendas nuevas, lindos lugares, nuevas amistades y nuevas experiencias. 


Quisimos viajar de mochileros, aunque dos de mis cuatro amigos con los que viajé tenían maletas de rueditas. Intentamos dormir el primer día en un parque, pero una señora nos ofreció su casa amablemente. Algunos de mis amigos hubiesen preferido dormir en la plaza de armas, aunque el día que llegamos había una fuerte lluvia ¿Por qué? Porque por mi curiosidad e inquietud en saber cosas nuevas, hice que dicha señora nos contara algunas leyendas que nos asustaron, y que mantuvieron en vela a una de mis amigas, la más miedosa, la que no me dejó dormir todo el viaje. 

Tengo que reconocer que el hecho de que dicha señora le hablara a su gallina como si fuera una persona, que la encontráramos a las cuatro de la mañana buscando a una hija que nunca apareció y escuchar unos pasos en la habitación que nos dio cuando no había nadie en ella, fue un poquito extraño. 

La leyenda que dicha señora nos contó y que nos mantuvo inquietos todo el viaje, era sobre una mujer que encantaba hombres. Que cuando los ve a los ojos, los hechiza y los enloquece. 

Con el frío de Huancabamba, las tablas y su retumbantes sonidos, la Chununa, personaje de leyenda, se convirtió en la historia de terror y de risas que nos acompañó todo el viaje. Esta mujer de pelo largo y rubio que sale por los cerros en busca de niños no bautizados o de hombres, que camina con los pies invertidos y que busca volver loco a cualquiera que la mire se ha hecho muy famosa entre los lugareños. 

Pobres dos de mis amigos que el día 31 de Octubre, después de escuchar los doce repliques del campanario que se escucha en las cercanías del centro de Huancabamba, sintieron que les movieron la cama (a los dos) y salieron corriendo del cuarto del hotel que les habían dado. Quizá fue un temblor, quizá el fuerte movimiento de las viejas tablas en las que dormían al pasar un carro o al caminar algunas personas por ellas, quizá fue la Chununa o quién sabe algun alma que según un amigo nos había seguido de las lagunas encantadas que habíamos visitado. 




Lo único que me quedó muy en claro y que lo presento en este primer post sobre Huancabamba, es que esta ciudad es mágica, tiene muchas leyendas e historias por contar, lindos lugares  y amables personas por conocer.


Leí un cuento de Rafel Gutarra Lujan en el colegio y " La shira" ayabaquina a la que el hace referencia, se parece mucho a la Chununa que menciono en este post. Para los que desean leerlo les dejo el link. Claro que este cuento es mucho más infantil que la historia que cuentan sobre la Chununa en Huancabamba. http://es.scribd.com/doc/60897793/Mito-La-Shira


3 comentarios:

  1. Quiero ir! Quiero ir! Oye flaca, no sabía que te gustaba viajar como mochilera, yo justo tengo en mente hacer uno en diciembre... ojalá todo salga positivo :)

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  2. La chununa

    Esta historia le sucedió a Teófilo él era un niño de 12 años de edad, de baja estatura de tez blanca y cabello crespo, a la edad que tenía usaba una camisa blanca y no le tapaba. La parte baja de abdomen, tenía unos pómulos sobresalientes que cuando corría se le movían como gelatina, hijo de un comerciante de ganado su padre compraba reces en el chorro un campo ferial del distrito de santo domingo de Morropón .

    Un cierto día su padre compro una bacona que era muy mañenta (que estaba. llena de mañas y nunca la habían acostumbrado a la soga) Bueno su padre le dijo: "teofilo anda dale agua a la bacona”

    ¡Pero papá no hay agua en la acequia! _ exclamo Teófilo . ¿ y no puedes llevarla a la quebrada? ... está bien respondió haciendo un gesto de cólera y flojera al mismo tiempo. ..

    pero como si fuera poco, la bacona empieza a correr desesperadamente por la loma y se desaparece por lo profundo de la quebrada...Teófilo irritado por lo sucedido susurro el viejo dicho de su abuelo “el flojo trabaja doble”



    Bajó hasta la quebrada y busco por los chunos unas plantas que crecen en las orillas del riachuelo, cuando de pronto...escucho un ruido ¡crash ,crash ,crash! producido por las hojas secas y respiro profundamente y expreso: por aquí está ….en ese instante cogió rápidamente una rama para pegarle a la bacona por haberlo hecho correr; se dio con la sorpresa que lo que ocasionaba el ruido era una chica de tez blanca, completamente desnuda que estaba lavando su ropa…Teófilo como todo adolescente curioso se escondió para espiar a la joven, quien lavaba sin cesar. El corazón de Teófilo latía de la emoción, en ese instante la misteriosa mujer se paró dándose con la sorpresa que esa mujer era enorme y su temor porque lo descubriesen era tan grande que se camuflo en la maleza al punto de respirar con la boca para evitar el ruido posible.

    Cuando de pronto la enigmática mujer con su mano delicadamente se levantó el cabello descubriendo su rostro, Teófilo se quedó mudo al punto que su cabeza la sintió del tamaño de un balón de básquet, pues no era para más… pues había visto de frente el rostro más infernal sacado de una película de terror, era el rostro acabado de una anciana nada menos que la chununa…él en ese momento sus vistas se le nublaron y se froto los ojos ,cuando los abrió nuevamente no había nada, y se acordó de persignarse y acordarse de todos los santos, él quería salir del lugar pero no podía sus piernas estaban adormecidas…en preciso instante que pudo incorporarse sintió en el cuello al frio y húmedo fue cuando Teófilo lanzo un grito desgarrador.

    Un agricultor que pasaba por el camino cercano preocupado, empezó a buscar el origen del extraño grito dándose con la sorpresa que era Teófilo que estaba botando saliva y formando en forma de espuma lo despierta y le dice… ¡que paso que haz tenido en el cuello qué esta moreteado! Teófilo se toca el cuello que estaba color aceituna y le dolía mucho… ¡nada no tengo nada! Y se fue corriendo a su casa dándose con la sorpresa que su bacona estaba pastando a fuera de su casa.

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